
INVESTIGANDO EN PSICOLOGÍA - Nº 21 - Año 2020
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mis tareas consistió en acompañar a los pacientes del servicio Nº 3
de geronto-psiquiatría
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en diversas actividades de recreación. En una
de estas ocasiones compartí con ellos el festejo del día de la sanidad
durante el año 2017. En aquella oportunidad el equipo del servicio
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había preparado un recibimiento con comida, bebidas y música en el
predio prestado por el sindicato de sanidad (ATSA) para las pacientes
invitadas del Hospital de Clínicas Nuestra Señora del Carmen (en ade-
lante El Carmen). Ambos grupos se encontraron tímidos y vergonzo-
sos al inicio, como no sabiendo comportarse frente al otro sexo. Ex-
pectantes, alguno ensayaba algún coqueteo, un tema de conversación,
otro se acercaba a pedir un baile. Quienes se mostraron más asertivas
en el acercamiento fueron ellas y el encuentro terminó siendo satisfac-
torio tanto para los y las pacientes como para el equipo profesional.
Terminada la jornada todo volvió a la normalidad. Las mujeres por un
lado y los hombres por otro. Ya de regreso, en las instalaciones del
servicio, un paciente exclamaba querer casarse y tener familia.
Yo, como profesional, también volví a mi normalidad y no me
hice muchas preguntas al respecto. Recién la proximidad de un nue-
vo festejo de la sanidad en el 2018 me hizo recordar lo vivido en esa
jornada y sobre todo a partir de retomar conversaciones sobre este
tema con el equipo terapéutico. Estábamos de acuerdo en que la vida
sexual de los pacientes aparecía en las entrevistas psicológicas y en las
charlas informales con ellos; en las formas de auto-erotismo de las
que a veces el equipo fue incómodo testigo; como manifestación de
deseos sexuales hacia las profesionales mujeres; como así también en
los esporádicos episodios de prácticas homosexuales entre los pacien-
tes. Pero toda esa reexión estaba acompañada del sentido común de
la división de los sexos en dos instituciones separadas.
En la página del ministerio de Salud Pública de la provincia de
Tucumán se puede leer sobre el Obarrio:
Este nosocomio fue durante años un servicio de
salud monovalente, dedicado exclusivamente a la aten-
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Se trata por lo general de pacientes de más de 65 años con trastornos mentales severos
y crónicos, como demencias y esquizofrenias que, aunque compensados en sus cuadros
clínicos, necesitan algún grado de cuidados diarios. En muchos casos llevan hasta 30
años de residencia en el servicio, por lo que suelen referirse al hospital como su casa.
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Constituído por médica clínica, psiquiatra, trabajadora social, profesor de educación
física, profesora de teatro, enfermeros/as y psicólogos.
La separación de los sexos en instituciones de salud mental.
Aproximaciones para el estudio de un caso