INVESTIGANDO EN PSICOLOGÍA - Nº 21 - Año 2020
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LA SEPARACIÓN DE LOS SEXOS EN
INSTITUCIONES DE SALUD MENTAL.
APROXIMACIONES PARA EL
ESTUDIO DE UN CASO
Dr. Psic. González, Nicolás Guillermo
1
1
Cátedra de Temas de Antropología Cultural en Psicología, Facultad
de Psicología, UNT. Tucumán, Argentina. Email: gonzaleznicolas-
guillermo@gmail.com
Recibido 18 Noviembre 2021; Aceptado 5 Abril 2022.
RESUMEN
El objetivo de este artículo es presentar los resultados preliminares
de un proyecto de investigación sobre la separación de los sexos en
las instituciones de salud mental, enfocado casuísticamente desde el
Hospital J. M. Obarrio, de la ciudad de San Miguel de Tucumán. En
base a la bibliografía revisada y las entrevistas realizadas se encon-
traron indicios de que la separación de sexos entre el hospital J. M.
Obarrio y el Hospital Nuestra Señora del Carmen se debió a una de-
cisión política administrativa que produjo consecuencias negativas
en la salud mental de los y las internadas que antes vivían juntos/
as. Particularmente se repite la referencia a intentos de suicidio en
algunos/as internados/as y las descompensaciones de sus cuadros
psicopatológicos. Se trata de resultados preliminares que necesitan
de mayores fuentes de validación y documentación.
Palabras clave: Manicomio – Sexo – Género - Historia de la psi-
quiatría - Estado
ABSTRACT
The aim of this article is to present the results of a preliminary ap-
proach to the division of patients in mental health institutions by sex,
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focusing on clinical cases from the J. M. Obarrio Hospital, in the city
of San Miguel de Tucumán. Based on the bibliography reviewed and
the interviews carried out, indications were found that the sex-based
division between the J.M Obarrio Hospital and the Nuestra Señora
del Carmen Hospital was due to an administrative political decision
that produced negative consequences on the mental health of the
men and women who cohabited there. In particular, the reference to
suicide attempts in some internees and the decompensation of their
psychopathological prole is repeated. These are preliminary results
that need more sources of validation and documentation.
Keywords: Mental hospital - Sex - Gender - History of psychiatry
– State.
INTRODUCCIÓN
La división de los sexos en salud pública parece ser algo nor-
mal, producto de una especialización dirigida a mejorar los servicios
de atención al público. Sin embargo, sus orígenes y consecuencias
son un tema poco explorado por las ciencias sociales.
Este artículo busca problematizar esta cuestión a partir de la
presentación de un caso: la división de sexos para la internación en
salud mental en la ciudad de San Miguel de Tucumán. Del mismo
modo se propone narrar el momento en que se separó a la pobla-
ción masculina y femenina la cual, si bien es evocada por la memoria
institucional, no ha tenido circulación en revistas de investigación
para su divulgación y discusión.
Antes de presentar el desarrollo del estudio diré unas palabras
sobre el contexto de surgimiento de ésta indagación ya que permite
mostrar como el involucramiento de las personas junto a sus vi-
vencias inciden en las problemáticas que luego pueden devenir en
preguntas de investigación.
Preludio a las preguntas
Desde el 2016 al 2018, durante mi trabajo como psicólogo clí-
nico en el hospital J. M. Obarrio (conocido como El Obarrio), una de
González, N. G.
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mis tareas consistió en acompañar a los pacientes del servicio Nº 3
de geronto-psiquiatría
1
en diversas actividades de recreación. En una
de estas ocasiones compartí con ellos el festejo del día de la sanidad
durante el año 2017. En aquella oportunidad el equipo del servicio
2
había preparado un recibimiento con comida, bebidas y música en el
predio prestado por el sindicato de sanidad (ATSA) para las pacientes
invitadas del Hospital de Clínicas Nuestra Señora del Carmen (en ade-
lante El Carmen). Ambos grupos se encontraron tímidos y vergonzo-
sos al inicio, como no sabiendo comportarse frente al otro sexo. Ex-
pectantes, alguno ensayaba algún coqueteo, un tema de conversación,
otro se acercaba a pedir un baile. Quienes se mostraron más asertivas
en el acercamiento fueron ellas y el encuentro terminó siendo satisfac-
torio tanto para los y las pacientes como para el equipo profesional.
Terminada la jornada todo volvió a la normalidad. Las mujeres por un
lado y los hombres por otro. Ya de regreso, en las instalaciones del
servicio, un paciente exclamaba querer casarse y tener familia.
Yo, como profesional, también volví a mi normalidad y no me
hice muchas preguntas al respecto. Recién la proximidad de un nue-
vo festejo de la sanidad en el 2018 me hizo recordar lo vivido en esa
jornada y sobre todo a partir de retomar conversaciones sobre este
tema con el equipo terapéutico. Estábamos de acuerdo en que la vida
sexual de los pacientes aparecía en las entrevistas psicológicas y en las
charlas informales con ellos; en las formas de auto-erotismo de las
que a veces el equipo fue incómodo testigo; como manifestación de
deseos sexuales hacia las profesionales mujeres; como así también en
los esporádicos episodios de prácticas homosexuales entre los pacien-
tes. Pero toda esa reexión estaba acompañada del sentido común de
la división de los sexos en dos instituciones separadas.
En la página del ministerio de Salud Pública de la provincia de
Tucumán se puede leer sobre el Obarrio:
Este nosocomio fue durante años un servicio de
salud monovalente, dedicado exclusivamente a la aten-
1
Se trata por lo general de pacientes de más de 65 años con trastornos mentales severos
y crónicos, como demencias y esquizofrenias que, aunque compensados en sus cuadros
clínicos, necesitan algún grado de cuidados diarios. En muchos casos llevan hasta 30
años de residencia en el servicio, por lo que suelen referirse al hospital como su casa.
2
Constituído por médica clínica, psiquiatra, trabajadora social, profesor de educación
física, profesora de teatro, enfermeros/as y psicólogos.
La separación de los sexos en instituciones de salud mental.
Aproximaciones para el estudio de un caso
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ción de pacientes con patologías mentales severas. A
partir de la promulgación de la Ley Nacional de Salud
Mental Nº 26657, en al año 2010, la institución inicio
un proceso de cambio, con la idea de externalizar al
paciente crónico con trastorno mental severo (TMS) y
tratar de integrarlo nuevamente a la familia y a la comu-
nidad. (Ministerio de salud pública de Tucumán, s/f).
En cambio, en la página de El Carmen, puede leerse lo si-
guiente:
Está dedicado a la atención integral de mujeres con
patologías mentales, funcionando como hospital mono-
valente. A partir del año 2010 (promulgación de la Ley
Nacional de Salud Mental Nº26.657) se inicia el proceso
de externación de las pacientes, por lo que se fortaleció
la atención ambulatoria con la modalidad Hospital de
día.” (Ministerio de salud pública de Tucumán, s/f, las
cursivas son mías)
Lo que no hace falta aclarar en la presentación del primer hos-
pital, es aclarado en el segundo: hombres y mujeres no se internan
juntos.
Cómo se verá más adelante, las internaciones en salud mental
diferenciadas por sexo en San Miguel de Tucumán no se deben a
una organización institucional presente desde sus inicios, sino que
pertenecen a la historia reciente.
¿A qué se debió tal decisión? ¿Qué nos puede mostrar ésta
división de los sexos sobre las políticas públicas en salud men-
tal? ¿Cuáles han sido sus efectos en la población internada? Con
estas nuevas preguntas en la cabeza decidí dirigirme a algunos/
as profesionales que trabajaban en esta institución para tratar de
averiguar acerca de la historia sobre la separación de los sexos.
Cabe destacar que estas personas entrevistadas no vivieron aque-
llos acontecimientos, sino que sus relatos se basan en la trasmi-
sión de una suerte de historia institucional oral.
González, N. G.
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El objetivo de este artículo es presentar los resultados de un
acercamiento preliminar a este campo, como así también proponer
una aproximación teórica al estudio de la separación de los sexos en
las instituciones de salud mental, enfocado casuísticamente desde el
Obarrio.
MARCO TEÓRICO
La división de los sexos en las instituciones de salud mental
de la provincia de Tucumán no es una experiencia única. Uno de los
pocos textos que pude encontrar sobre esta temática especíca en
una revisión bibliográca fue un artículo publicado por el Centro de
Estudios Legales y Sociales (CELS) de Bs. As., en el diario Página
12, con fecha del 6 de noviembre de 2015. La pertinencia de los
argumentos ahí expuestos es tal que reproduzco a continuación un
extenso párrafo:
La lógica manicomial nunca contempló el ámbito
de la sexualidad de las personas internadas en hospitales
psiquiátricos: o se piensa que fácticamente estas perso-
nas no van a tener posibilidades de desarrollar una vida
sexual plena o se entiende que dichas relaciones deben
ser prohibidas o evitadas, suponiendo que siempre son
en mayor o menor medida involuntarias. El sistema de
atención psiquiátrica de la Ciudad de Buenos Aires tie-
ne como división primaria de los usuarios su sexo bio-
lógico, como puede verse en el diseño institucional de
dos enormes hospitales monovalentes: uno para hom-
bres (Borda) y otro para mujeres (Moyano), y de los
respectivos pabellones en el caso de servicios mixtos.
Se trata de una restricción a las posibilidades de socia-
lización con personas con quienes puedan desarrollar
un vínculo sexo-afectivo en el campo relacional propio.
Y la división de espacios según el sexo, como forma de
imponer un supuesto control a los eventuales contactos
La separación de los sexos en instituciones de salud mental.
Aproximaciones para el estudio de un caso
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sexuales entre las personas internadas, evidencia la lógi-
ca heteronormativa dominante que da por supuesta la
heterosexualidad de los usuarios, por lo que los contac-
tos sexuales de otro tipo son negados. (Página 12, con
fecha del 6 de noviembre de 2015).
Este complejo escenario nos lleva a tener que aclarar una se-
rie de conceptos interrelacionados en el tema abordado: Institución
manicomial, sexo y el papel del Estado. Si bien estos constructos
pueden ser vistos desde distintas disciplinas, aquí utilizaré un marco
teórico perteneciente al campo socio-antropológico.
Desde una historiografía tradicional las instituciones mani-
comiales han sido consideradas desde su valor positivo dado los
avances terapéuticos aportados por la psicopatología y sus grandes
personalidades. En cambio, la historiografía crítica ha revisado esta
concepción y se ha centrado en estudiar estas instituciones como
parte de un proceso cultural y social más amplio, atendiendo a una
mirada “externalista” de la psiquiatría (Huertas, 2017). Entendidas
de este modo, algunos autores hicieron hincapié en caracterizar a los
manicomios y psiquiátricos como “instituciones de encierro” que
buscan separar a los individuos anormales de la sociedad (Foucault,
2014a) por ser portadores de un estigma social que los señala como
desviados y peligrosos (Goffman, 2019). En línea con esta idea, el
psicólogo Osvaldo Llapur caracterizó al periodo inicial del Obarrio
como ejemplo de una típica “institución total” (2009). Fue Irving
Goffman (2001), sociólogo de la escuela de Chicago, quien traba-
jó esta conceptualización para referirse a instituciones que regulan
la vida de los individuos internados en todas las dimensiones de
su quehacer diario. Se tratan de establecimientos con actividades
regladas, horarios para las comidas, baños, visitas, encuentros con
profesionales, administración de medicamentos, etc.
El objetivo institucional de controlar y administrar las activi-
dades y las interacciones sociales incluye las dimensiones del sexo,
(como identidad masculina y/o femenina)
3
y la sexualidad, las cuales
3
Planteo esta distinción binaria ya que parece ser parte del argumento y fundamento
González, N. G.
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también tienen que ser normalizadas. El determinismo biológico
que concibe sólo dos sexos, postula a su vez una sexualidad normal
basada en la heterosexualidad. Se trata, como veremos, de cons-
trucciones sociales, culturales e históricas, asumidas y legitimadas
socialmente (Scott, 1996).
Un papel crucial en esta legitimación social, lo constituye la
dimensión “política”, particularmente en el rol del Estado para la
determinación de las diferencias de los “sexos” y la organización so-
cial basada en ella. En esta línea, Philip Abrams señala que el Estado
debe ser entendido como “proyecto ideológico” y un “ejercicio de
legitimación” (2017, p. 47) que vuelve aceptable la dominación, so-
bre todo visible en los aparatos de Estado con funciones coercitivas
y obligatorias. Por su parte, Migdal sostiene que “el Estado está en el
centro de la redenición de las fronteras sociales para que coincidan
con las fronteras políticas deseadas o reales” (2017, p. 95), concep-
tualización que nos habilita pensar en la separación de los sexos en
las instituciones como una construcción de “frontera-entre-sexos”
legitimada por el Estado.
Estas coerciones y dominaciones legítimas no deben ser en-
tendidas soló en su plano institucional formal olvidándose que son
las personas quienes ejercitan y ejercen las rutinas institucionales den-
tro de sus paredes. Una institución manicomial, ya sea de adminis-
tración pública o privada, se encuentra regulada por las normativas
del Estado que se traducen en prácticas concretas de personas si-
tuadas, funcionarios públicos, profesionales matriculados, sujetos de
derecho, etc. tomando decisiones, impartiendo, acatando o desoyen-
do normas. Explorar esta dimensión puede arrojar luz al respecto
de las prácticas estatales vinculadas al “sexo” y la administración
de la sexualidad en personas internadas en una institución de salud
mental. Esto se ajusta a la visión de la antropología política que ve
al Estado más como un conjunto de procesos y prácticas que como un
conjunto de instituciones y aparatos (Abrams, 2017).
de la separación entre hombres y mujeres en las instituciones de salud mental. Cómo
veremos más adelante, el concepto de “género” utilizado por diversas disciplinas de las
ciencias sociales ha superado éste análisis basado en una supuesta y exclusiva dualidad
biológica universal.
La separación de los sexos en instituciones de salud mental.
Aproximaciones para el estudio de un caso
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Con esta perspectiva, el presente artículo explora al hospi-
tal Obarrio como una institución manicomial inserta en una trama
cultural, social y política en el proceso de dividir y separar a su po-
blación entre “hombres” y “mujeres” e intenta mostrar una primera
aproximación para un estudio más amplio y sistemático sobre este
evento entendido como un “caso”.
MÉTODO
Al hablar de este evento como “caso” me reero a que per-
tenece hipotéticamente a un conjunto más amplio y del cual sería
representativo. El alcance de cada “caso” y su representatividad no
pueden establecerse a priori, sino que se trata de una indagación que
requiere de un acercamiento empírico. Por esta razón, una primera
precisión consiste en señalar la relación entre el conjunto mayor
propuesto y sus partes.
La unidad de análisis para este trabajo es el evento de “sepa-
ración de los sexos en instituciones de salud mental” a la cual deno
-operativamente y provisoriamente- como el proceso de separar e
internar a la población en instituciones de salud mental basadas en
la distinción de sexo masculino/femenino.
Así denida, el conjunto de ejemplares de esta unidad de aná-
lisis es amplísima y presenta innumerables obstáculos teórico-meto-
dológicos a resolver. Por ejemplo ¿Qué hay que entender por “dis-
tinción de sexo masculino/femenino”? ya que no todas las culturas
o sociedades han interpretado ésta distinción del mismo modo,
máxime cuando en las últimas décadas muchas disciplinas cientícas
han iniciado un debate académico acerca del estatuto de concep-
tos tales como “sexo” y “genero”. Con nes prácticos, y tal cómo
señalé en el apartado “marco teórico”, entenderemos por “sexo” al
sexo biológico diferenciado en “masculino” y “femenino”.
Otros problemas resultan de preguntarnos: ¿Cuántas
instituciones de salud mental son ejemplares o casos de la pobla-
González, N. G.
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ción que nos proponemos estudiar? ¿De dónde obtener estos da-
tos? ¿Fuentes estadísticas ociales, reportes de noticias, informes
de instituciones privadas, etc.? ¿Habría que tener en cuenta sólo
a los manicomios que habiendo sido mixtos en sus inicios luego
fueron rediseñados para un solo sexo? O acaso ¿hay que considerar
aquellos otros que desde su origen realizan internaciones en base a
la distinción masculino/femenino? A su vez ¿es necesario tener en
cuenta estos “eventos” en qué periodo/s de tiempo?
Por esta razón, un primer recorte de la unidad de análisis pro-
puesta consistió en delimitar un ámbito espacial correspondiente
al país Argentina y un ámbito temporal al que podemos llamar, en
sentido amplio, historia reciente (Franco y Lvovich, 2017), para re-
ferirnos al periodo comprendido desde mediados del siglo XX hasta
nuestros días. Una delimitación mayor la conseguimos al considerar
la separación de los sexos en el hospital Obarrio ocurrida en 1982
como un “caso” perteneciente al conjunto de la población objetivo.
Se trata de la elección de una muestra no aleatoria, puesto que la
historia reciente de esta institución cuenta con un acontecimiento
o evento que cumple con la denición de la unidad de análisis pro-
puesta en el estudio.
Denida la unidad de análisis, delimitado el ámbito espa-
cial-temporal y la estrategia de investigación de caso, elegí la entre-
vista semi-dirigida y el análisis documental como técnicas de reco-
lección de datos.
En cuanto a las entrevistas semi-dirigidas, el criterio de selec-
ción de los/as entrevistados fue intencional no aleatorio teniendo en
cuenta que el o la profesional de salud haya tenido una permanencia
de al menos 5 años de antigüedad en la institución. Las preguntas se
desarrollaron alrededor de dos ejes: 1) La memoria del o los motivos
de la separación de los sexos; 2) La memoria de los efectos inme-
diatos de este evento en los y las pacientes. Los/as entrevistados/as
fueron informados/as sobre mi objetivo de estudio. En este artículo
se omitieron datos que puedan dar indicios de sus identidades.
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Aproximaciones para el estudio de un caso
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Respecto al análisis documental, consistió en una revisión bi-
bliográca sobre el caso en cuestión mediante los buscadores google
académico, dialnet y Scielo y a partir de las palabras clave “Obarrio”,
“sexo”, “sexualidad” e “historia”. Al no hallarse documentación en
línea accedí a trabajos no publicados como el de Hansen y Moya-
no (s/f) y Moyano, et al (s/f) que me fueron proporcionados ama-
blemente por personal del hospital, como así también una copia
del libro de tesis doctoral del psicólogo tucumano Osvaldo Llapur
(2009). Más allá de estos textos que abordan algunos aspectos his-
tóricos del hospital no pude encontrar bibliografía que suministre
un desarrollo sistemático del mismo. Hago esta observación para
señalar que se trata de un área de vacancia que aportaría valiosa
información sobre la historia de la salud mental en la provincia. Adi-
cionalmente, hice una búsqueda de archivo periodístico a partir del
cual obtuve el recorte de una nota con fecha del 18 de diciembre de
1991 perteneciente al diario La Gaceta que hace referencia al caso de
estudio.
Las entrevistas, las fuentes secundarias y el archivo periodís-
tico fueron comparadas entre sí cotejando las diferencias y simili-
tudes de los relatos allí expuestos y las analicé a partir del marco
teórico desarrollado. En base a estas indicaciones metodológicas
puedo caracterizar el presente trabajo como un estudio de caso
exploratorio-descriptivo, ya que está orientado a denir preguntas
e hipótesis para estudios posteriores más amplios a la vez que bus-
ca proveer una descripción densa del caso contextualmente situado
(Marradi et al, 2018).
RESULTADOS
Breve historia de los inicios del Obarrio
En el año 1953, por gestión del Delegado Sanitario Federal,
Dr. Carlos Alvarado se creó la Estación Agropecuaria Nº 3 y se
estableció ahí bajo la modalidad de colonia de laborterapia un pro-
González, N. G.
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yecto de tratamiento para enfermos mentales que eran trasladados a
Córdoba o recluidos en comisarías y cuarteles de bomberos a falta
de un lugar adecuado (Hansen y Moyano, s/f). Según el psicólogo
Osvaldo Llapur (2009), las demandas de las familias de estos pacien-
tes llevaron al gobierno local a la apertura de la institución, empla-
zado desde aquel año en calle San Miguel 1850, a 5 Km de la plaza
principal de la ciudad de San Miguel de Tucumán. Por entonces la
institución recibía a personas de ambos sexos para su tratamiento e
internación donde realizaban diversos trabajos por los cuales reci-
bían un “peculio” a partir de la fabricación de escobas, trabajo de
imprenta, cosecha de caña de azúcar y otros cultivos (Moyano et al,
s/f).
Durante la década de 1960, por impulso del instituto Nacio-
nal de Salud Mental y siguiendo los lineamientos de las reformas
psiquiátricas internacionales en tiempo de posguerra, los hospita-
les-colonias fueron transformados en comunidades terapéuticas.
Este proceso que fue llevado a cabo en el Hospital Obarrio por el
doctor César Zimerman como su director (Llapur, 2009). Las refor-
mas se tradujeron en una concepción policausal de las enfermeda-
des mentales, atendiendo simultáneamente los aspectos biológicos,
psicológicos y sociales (ibíd.).
Ya en la década de 1970 se dan en la institución dos procesos
importantes en su historia. Por un lado, durante el periodo de 1972-
1975 se llevó adelante la primera experiencia de estrategia de preven-
ción comunitaria en salud mental, implementada por un equipo móvil
interdisciplinario y siguiendo los principios de la psiquiatría preventiva
de Gerald Caplan (ibíd.). Por otro lado, el incremento de la violencia
política y social a nivel nacional y provincial llevó a que se disconti-
nuara este dispositivo. Esta situación cobra mayor envergadura con la
intervención del hospital en 1976 tras el golpe de Estado en aquel año
y es considerado por el personal como un momento de deterioro de
la institución (Llapur, 2009), y cuanto más cuando en 1979 el hospital
fue transferido a la jurisdicción provincial para su gestión con bajos
recursos e inestabilidad laboral (Moyano et al, s/f).
La separación de los sexos en instituciones de salud mental.
Aproximaciones para el estudio de un caso
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La separación de los sexos
Fue recién en el año 1982 cuando la separación entre hombres y
mujeres irrumpe en la cotidianeidad de los pacientes y trabajadores de
la institución:
Sucede un hecho lamentable: por problemas jurí-
dicos (posibles embarazos de pacientes, que no pudieron
ser comprobados que fueran durante la internación), se
decide que el Obarrio deje de ser un hospital mixto, y se
transforme en un hospital de hombres. Esta medida in-
consulta y antiterapéutica, ocasiona rupturas de vínculos
de largo tiempo entre pacientes. (Moyano et al, s/f, p. 3)
Desde entonces, y hasta la actualidad, el Obarrio recibe sola-
mente población masculina en sus servicios de internación. Este mis-
mo episodio es explorado por Hansen y Moyano (s/f) quienes des-
tacan de las entrevistas realizadas las consecuencias de esta decisión
política-administrativa. Los testimonios que recogieron señalan casos
de “depresión” y “la huida de algunos pacientes”, junto al “malestar
por parte de los trabajadores” (ibíd., p. 3). En un artículo publicado en
el diario local La Gaceta, con fecha del 18 de diciembre de 1991, relata
que una delegación de profesionales del Obarrio denunció el intento
inconsulto de cerrar el hospital y unicarlo con el Carmen y lo com-
pararon con la situación vivida hace casi una década atrás:
El traslado de pacientes hecho por la fuerza en
1982 por el gobierno militar tras una selección de sexos,
provocando escenas desgarradoras y descompensación
en sus enfermedades, llegándose, en algunos casos, a
intentos de suicidio por la ruptura de vínculos. (Alarma
por el posible cierre del Obarrio, 1991, p. 12).
Al respecto de estos hechos históricos, un profesional de
planta del Obarrio me relató:
Históricamente fue mixto. Esto hacía que la po-
blación esté más compensada. Había parejas, vivían la
sexualidad (…) se realizaban campañas anticonceptivas
González, N. G.
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(…) Las modicaciones acontecieron con el adveni-
miento del gobierno militar del interventor provincial
Montiel Forzano en el 76´ (…) luego de la separación se
origina una cadena de suicidios. Todo fue por capricho
militar, y luego quedó así por costumbre y por intereses.
(Entrevista personal, 2018)
La memoria institucional que se expresa en las voces que por
allí transitan suelen manifestar otras genealogías y el recuerdo de
datos divergentes. María
4
, psicóloga de planta con muchos años de
experiencia, comentó:
La división vino con Bussi. La justicación vino
del lado de una mujer que quedó embarazada de su on-
ceavo hijo (…) las enfermeras estuvieron a favor, ya que
no tendrían más que administrar los anticonceptivos,
porque en aquel entonces había un programa de anti-
conceptivos en el hospital (…) Yo llego a toda esta in-
formación porque me llamaba la atención el número de
abusos sexuales cuando llegué al hospital (…) éste cam-
bio fue algo dramático. Hubo cuadros de depresión, de
suicidios. (Entrevista personal, 2018)
Más allá de la divergencia
5
sobre el momento de la separación
de los sexos en los relatos, coinciden en señalar un recuerdo nos-
tálgico del hospital con internaciones de varones y mujeres convi-
viendo entre si y las posteriores consecuencias negativas que trajo
consigo la separación.
María hace énfasis en los aspectos positivos que la conviven-
cia entre los sexos aportaba a la cotidianeidad: “Era mixto (…) las
4
Nombre cticio.
5
Algunas precisiones históricas para ordenar la cronología del contexto político en Tucu-
mán: Juan Domingo Bussi antes de ser gobernador electo democráticamente en Tucu-
mán, durante el periodo 1995-1999, fue nombrado por el presidente de facto Jorge Ra-
fael Videla como gobernador interventor desde el 24 de marzo de 1976 (Decreto 4/1976)
hasta su renuncia en 1977. A partir de ese año asumió la gobernación designado también
por Videla, el militar Montiel Forzano, quien ocupó el cargo hasta 1981. Durante el año
1982, señalado por las fuentes secundarias como el momento de separación de los sexos
en el Obarrio, se encontraba ejerciendo el gobierno provincial el militar Antonio Luis Mer-
lo, nombrado por el presidente de facto Roberto Eduardo Viola (Decreto 32/1981), quien
renunció en 1983 en el proceso de retorno a la democracia.
La separación de los sexos en instituciones de salud mental.
Aproximaciones para el estudio de un caso
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mujeres se levantaban, ponían ores, los varones se peinaban, existía
el juego del cortejo” (Comunicación personal, 2018). Del mismo
modo, el primer entrevistado había señalado que la población se
encontraba en general más “compensado”, expresión que se utiliza
para referirse a la disminución o ausencia de los síntomas psicopa-
tológicos.
En este contexto de cercanía e interacción diaria, las relacio-
nes sexuales no eran extrañas y se habían establecido vínculos de
pareja. Por estas razones, según los entrevistados, el hospital conta-
ba con un programa de anticonceptivos que eran administrados vía
inyección cada mes, de forma tal de tener controlada la natalidad
dentro de la institución. En palabras de María los abusos sexuales
entre hombres que ocurrían dentro de la institución al momento
de su ingreso respondían, en alguna medida, a la imposibilidad del
encuentro sexual reglado y cotidiano entre hombres y mujeres.
Consultados los/as entrevistados/as por mayores detalles al
respecto sobre estas familias conformadas dentro del hospital, si los
y las niñas vivían junto a sus padres, pareciera que estos eran edu-
cados por familiares cercanos fuera de la institución al que accedían
a visitar periódicamente. Al respecto otro profesional de planta me
aconsejó: “tenes [sic.] que entrevistar a las enfermeras jubiladas. Las
enfermeras son la memoria del hospital” (Comunicación personal,
2018). Unos días atrás, María me había comentado: “Las enfermeras
tienen la historia de la vivencia del horror que habían pasado por la
separación” (Comunicación personal, 2018).
Al no tener contacto con enfermeras jubiladas de la institu-
ción, me dirigí a entrevistar a un enfermero y una enfermera, ambos
de planta. Estos raticaron más o menos los mismos episodios y
detalles narrados en las demás entrevistas sobre el contexto de la
separación de los sexos y las consecuencias posteriores en términos
de deterioro en la salud mental. La enfermera aportó una versión
ligeramente diferente al relatar que el embarazo que desató la deci-
sión administrativa no fue entre pacientes internados, sino entre una
mujer de la institución y un hombre proveniente del barrio que se
ubica justo en frente del hospital.
González, N. G.
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DISCUSIÓN
Hemos señalado una historiografía tradicional sobre los mani-
comios de corte positivista, orientados al relato uniforme, continuo,
marcado por grandes hitos, ilustres personalidades que continúan la
obra de sus precursores en una historia acumulativa del saber orien-
tado a nes terapéuticos (Golcman, 2017).
Por otro lado, hemos identicado una historiografía represen-
tada por obras como la del lósofo francés Michel Foucault. Esta
forma de analizar al manicomio y al trato que se le da a la locura
puede resumirse esquemáticamente en una visión de los hospitales
de salud mental como “instituciones totales”, en el marco de una
“historiografía del control social” (Sacristán, 2009, p. 175). Histo-
riografía que concibe a estos espacios como lugares de encierro con
un objetivo que no es cientíco y terapéutico, si no antes bien polí-
ticos-estatales y de control social. Desde una mirada extrema de esta
historiografía “los psiquiatras hacían las veces de auténticos guardia-
nes del orden y los manicomios de instituciones represoras” (ibíd.).
Desde ésta óptica, algunas de las rutinas estatales practicadas
por los profesionales de salud mental pueden ser vistas como estra-
tegias biopolíticas, referidas al poder de disciplinamiento sobre la vida
y los cuerpos de las poblaciones (Foucault, 2014b). El programa
anticonceptivo implementado en el Obarrio podría ser leído como
un ejercicio de este tipo de poder sobre la reproducción sexual. ¿En
qué medida los/as internados/as legitimaban o se resistían a estas
prácticas anticonceptivas? De ser cierto que el onceavo embarazo de
una paciente desencadenó la decisión política de la separación de los
sexos en 1982: ¿Cómo es que sucedieron estos eventos frente a la
rutina del programa anticonceptivo aplicado mes tras mes?
Así vistos, los manicomios lejos de ser un lugar de aplicación
de conocimiento cientíco, objetivo y neutral, se tratan de lugares
de control social donde la ideología, factores sociales, culturales
e históricos no se encuentran excluidos. A estos enfoques Cam-
pos-Marin y Huertas García-Alejo (2008) los caracterizan como
La separación de los sexos en instituciones de salud mental.
Aproximaciones para el estudio de un caso