
INVESTIGANDO EN PSICOLOGÍA - Nº 21 - Año 2020
18
permite nombrar más adecuadamente al problema de la in-seguri-
dad, pues sería aquella, la encargada de la protección de los delitos
violentos y de la violencia interpersonal (tanto física como psico-
lógica) de la vida en común. Pero en realidad lo destacable por el
autor, es que el vocablo “ciudadano” remite a la faz política y todo
lo que ello implica en tanto intervención de ámbitos e instituciones
que hacen a las prácticas de la política en un sentido amplio. Fi-
nalmente, las prácticas del poder a partir de la Modernidad, tienen
por objetivo disciplinar cuerpos y al mismo tiempo producir nue-
vas subjetividades, a partir de prácticas sociales y discursivas. Así,
los mass media son generadores – no exclusivamente –, de prácticas
discursivas. Ahora bien, qué se entenderá por “discurso”. Para ello
recurrimos a Díaz (1995) quien, siguiendo a Foucault, arma que el
mismo “[…] intenta demostrar que el discurso no es una delgada
supercie de contacto, o de enfrentamiento entre una realidad y una
lengua, sino un conjunto de reglas adecuadas a una práctica y que
esas reglas denen el régimen de los objetos. No la existencia de una
realidad per se” (Pág. 78). A su vez la autora citada, remarca que para
Foucault, los discursos están formados por signos, pero –a diferen-
cia de cómo se tendería a pensar – esos signos sirven mucho más
que para indicar cosas. De ahí que Foucault haga una advertencia al
señalar que “Es ese más lo que los vuelve irreductibles a la lengua y
a la palabra. Es ese ‘más’ lo que hay que revelar y hay que describir”
(Foucault, 1969:81). De allí la importancia de atender las prácticas
discursivas emanadas de los mass media que implican a los individuos
de una sociedad y a su propia subjetividad. Así, Díaz (1995) expre-
sa que “Todo discurso se perla según un juego contrastador de
permisiones y de restricciones. La secuencia de enunciados se con-
guran según mecanismos propios del ujo mismo de la expresión,
del lugar en el que se maniesta y del sujeto portador del discurso”
(Pág. 78), siendo el sujeto “una variable o, más bien, un conjunto
de variables del enunciado (“enunciado” en sentido arqueológico)”
(Díaz, 1995, pág. 78). A su vez, dichas prácticas discursivas y sociales
se encuentran insertas en un sistema capitalista que como sistema
Rigazzio, J. M.; Cerrizuela, S. del V.; Nassif, A. R.; Bliss, P.;
Nieva, N.; Ramos, B. Colaboradores: Tito, N. y Gramajo Parache, R.